Música o audio

Tengo el día creativo, y aquí llego de nuevo :D

De vez en cuando surge una cuestión que es una falsa dicotomía, cuando hay un diálogo o debate en que surge la cuestión de la calidad del audio siempre hay quién declarar "es que yo escucho la música, no me preocupa la calidad del sonido" o bien "es que yo escucho la música, no el sonido" o alguna frase ingeniosa similar. Sin ánimo de generalizar, en muchas ocasiones la frase proviene de alguien que rara vez escucha música, aunque tenga un fondo musical siempre, una "banda sonora" que adorna el resto de sus actividades pero que no es una actividad en sí misma.

Aunque es una falacia evidente, hoy mientras preparaba esta entrada 4 maneras de escuchar más dentro de la música he comprobado (de nuevo) cómo tanto la calidad de la grabación y como la del equipo que reproduce aquella contribuyen a dos cosas, a la inteligibilidad del mensaje musical (texturas, arreglos, pequeñas contribuciones de voces e instrumentos...), y como efecto de esto al mayor disfrute de la música que se está escuchando. En este caso estaba tratando de escuchar una pieza vocal de Tallis, bastante compleja, en una grabación "borrosa" y en un equipo nefasto. Simplemente, no se distinguían los distintos elementos que componían la pieza, pero tampoco resultaba un "todo" coherente sino más bien era un "borrón", una "pasta" homogeneizada que impedía apreciar lo que Tallis había querido reflejar un su partitura.

Así que, la próxima vez que alguien contraponga música y audio, sentadlo ante un equipo decente y una buena grabación, escuchad algunas piezas, y al acabar comprobad si ha comprendido que no hay competición ni conflicto entre los conceptos, sino más bien existe una sinergia entre ellos.