Hifidelics en su cuenta de Twitter nos enlaza varios artículos apuntando al mismo tema, de Newstalk, And the beat goes on: Can vinyl turn around the music business?, de BizNews.com, Vinyl is an unexpected bright spot in the US music market, de Wall Street Journal, Music Downloads Plummet in U.S., but Sales of Vinyl Records and Streaming Surge y de Get It On Vinyl (un interesante descubrimiento), Can Vinyl Save The Music Industry? Por su parte The Vinyl Factory también publica la misma noticia en el siguiente artículo 2014 vinyl sales at record high, downloads decline.
Reconozcamos a los escépticos que las ventas de vinilos vienen de muy abajo y que es fácil crecer porcentualmente a partir de números bajos. Y es cierto también que las ventas no vienen de tan abajo y que quizá el crecimiento no sean tan extremo, que parte de este resurgimiento es también un reconocimiento de las ventas que empiezan a producirse en canales generales en vez de a través de pequeñas tiendas, webs muy especializadas... Pero lo que creo innegable es que apostar por las descargas como están haciendo muchas casas discográficas (como Sony) es un error a medio plazo. Podemos ver que las descargas están bajando ya en 2014, al menos las pagadas. Parece que tampoco los servicios de suscripción son la panacea, actualmente sólo representan el 3% de las ventas de música, aproximadamente lo mismo que el vinilo pero con un volumen muy superior de consumo. Así lo indica Digital Music News aquí, On-Demand Streaming Subscriptions Account for 3% of Music Spending. Otro efecto de la música en stream es que es muy poco rentable para los artistas, así lo afirma un artículo de Business Insider titulado Streaming Music Has Made It All But Impossible For Musicians To Earn Minimum Wage y que nos enlaza con otro de Information is Beautiful titulado How Much Do Music Artists Earn Online? En este último se puede ver gráficamente cuántas ventas en distintos formatos se necesitan para ganar el salario mínimo de USA, es decir 1.160 dólares. En el caso de Spotify hablamos de más de 4 millones de descargas mensuales, frente a unos 150 discos de vinilo o CDs producidos por el propio artista, o los más de 1.100 CDs fabricados por mediación de una casa discográfica. El gráfico es realmente impresionante.
Podemos ver que el efecto del CD ha sido el abandono práctico de la adquisicón de música. Sin entrar en la valoración de la calidad de los formatos digitales, de las "loudness wars" y la innecesaria compresión, del exceso de procesado en las grabaciones, del Autotune, de la falta de pasión en los ingenieros de sonido, de las infinitas apuestas de las discográficas por "más de lo mismo" que dificultan el desarrollo de la música ligera, de las reediciones, recopilaciones, retornos y oportunos descubrimientos de "grabaciones olvidadas", la "música hamburguesa" con un hit para olvidar y a por el siguiente... Pero es innegable que las personas somos seres físcos y parece claro que necesitamos algo físico para generar cierta empatía con una afición, con un arte, con una memoria... Todos o casi todos guardamos objetos, flores, entradas, detalles, que nos recuerdan buenos momentos, personas, situaciones o acontecimientos que deseamos recordar.
Al apostar por un formato virtual -llámese la nube, el iPod, o un disco duro "pinchado" a nuestro equipo de sonido- nos alejamos de ese contacto físico, íntimo. Si nos fijamos, muchos servidores de música (por ejemplo de Meridian o de la propia Sony) nos ofrecen una vista de la portada del disco que se reproduce, es algo que nos ayuda a establecer cierto vínculo con la música. Creo que una de las grandes ventajas del vinilo, al margen del sonido, es precisamente algo que se nos ha vendido como desventaja. El vinilo requiere una implicación en la escucha y un cierto "sufrimiento". Hemos de levantarnos para darle la vuelta y escuchar la cara B, el orden de los temas viene predeterminado, no existe el Fast Forward, ni el Jump, ni el Random, ni el Repeat... Hemos de sacarlo de su funda, limpiarlo (al menos de vez en cuando), ponerlo en el plato, llevar el brazo al disco... y al cambiar de cara se repite el proceso. Además, cada cierto tiempo conviene ajustar el brazo y la cápusla y tras un tiempo más largo ha de cambiarse la aguja. Es complicado simplemente oir música, el vinilo prácticamente nos obliga a escuchar la música.
Gracias a BizNews.com, Business Insider, Digital Music News, Get It On Vinyl, Hifidelics, Information is Beautiful, Newstalk 106-108fm, The Vinyl Factory y Wall Street Journal.
Décadas de experiencia fueron a la chatarra a cambio de un formato de mínimos, prueba de que el ser humano no siempre avanza cuando aplica la tecnología a la resolución de un problema o a la satisfacción de una necesidad o de un capricho. Si el CD representaba "el principio del fin" (aunque quizá ese dudoso mérito se le deba al "Flexidisc") quizá el revivir del vinilo sea el principio de un nuevo principio.
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