Estas entradas, entre otras, de M Fremer ( "Heartbreak" Is Right! How Did This Happen???? (Pressing plant correction), un disco que sale como mono por error, Reissue Labels To Avoid and Some Best to Proceed With Caution, lista de casas que hacen reediciones y el nivel de confianza que le dan y el motivo, Gil Evans's "Out of the Cool" Into the Crapper? 21 minutos en una cara de 45 rpm, sonido totalmente comprimido, sin dinámica), un comentario en Hi-Fi World sobre una reedición de Eric Clapton (Unplugged) a la que le "faltaban surcos" y algunas experiencias personales me llevan a reflexionar sobre qué sucede en el mercado del vinilo.
Por un lado todos sentimos que los precios van creciendo y la calidad de lo ofrecido no siempre está a la altura. The Wire publica un artículo titulado Collateral Damage: Numero Group on the vinyl bubble y sus autores son Rob Sevier and Ken Shipley de The Numero Group. En él habla de la especulación, de la moda de las ediciones limitadas, de como se disparan los precios y todo parece girar en torno al RSD y a las ediciones de coleccionistas. Subrayando al fin que hay que convencer al comprador de que si disfruta del vinilo sea porque quiere escuchar música. Aunque no parece cierto que todo gire en torno al coleccionismo, a las ediciones limitadas y a los eventos especiales, es cierto que todos vemos como muchas tiendas se abarrotan de recopilatorios, ediciones especiales limitadas, picture discs, cajas caras llenas de extras (fotos, versión en CD, un DVD, camisetas...) y productos que frecuentemente no están a la altura en calidad de audio, ni en el máster ni en el prensado. Aunque M Fremer discrepa con el artículo de The Wire en general y en el aspecto de los precios (ver su opinión en la entrada y en los comentarios de su respuesta al artículo anterior de The Wire, The Stupidest Article Ever Written About Vinyl (by two guys running a vinyl label) ! ) en cambio, a la vista de los artículos del principio, sí parece considerar real la baja calidad muchas reediciones.
Incluso fenómenos positivos como el RSD tienen un lado oscuro, como comenta The Economist. Una tienda a la que le ha ido muy bien durante el RSD, Other Music, comenta con fastidio que todo se centra en ese día y que el resto del año las tiendas de discos notan la desatención de las discográficas y de los medios de comunicación. Este blog, R.I.P. Record Store Day or can it be saved? A Commentary, comenta los problemas que se perciben derivados del RSD, acumulación de ediciones limitadas que no se venden pasado el RSD, exceso de ediciones especiales para el RSD sin control de cuántas unidades se deberían haber prensado, precios que se disparan, las casas grandes editan para el RSD y ahogan a las independientes, tiendas que no reciben las ediciones del RSD por distintas razones, tiendas que se ven obligadas a recibir más unidades o más variedad de la que querrían para seguir dentro del circuito del RSD, y un bloqueo general de la industria hasta que pasa el RSD (esto es debido a que la industria del prensado tiene una capacidad limitada y así parece que vaya ser por un tiempo salvo que estos rumores se hagan realidad) Las pequeñas casas discográficas y distribuidoras dicen sufrir la falta de atención de las prensas, bloqueándose sus ediciones hasta acabar con los pedidos del RSD (véase por ejemplo este artículo de The Independent sobre el RSD y que a pesar de hablar de los aspectos positivos también menifiesta el problema del "atasco" de la industria las semanas previas al RSD, Record Store Day 2014: The spin is still in, o el comentario de la distribuidora independiente Kudos que indica que en 2014 se ha encontrado fuera del mercado del vinilo por 6 semanas al estar las prensas ocupadas con los especiales del RSD, Record Store Day 2014 Frustration) Sobre este último punto Jay Millar de URP indica que él no ha percibido esos problemas en USA , y que son un fenómeno de Gran Bretaña.
En resumen, obtengo dos conclusiones. La primera para el comprador, aficionado, coleccionista, cuidado con lo que se compra, hay que fijarse en la casa que hace la edición, incluso si está disponible la información sobre el material del máster, dónde y quién cortó la "madre", y dónde se hizo el prensado. La segunda va dirigida a la industria en general. Si no hacemos las cosas bien no habrá un mercado viable, no se puede vivir de ediciones limitadas y coleccionables con precios desorbitados, ni de ediciones con calidades discutibles, ni de eventos anuales como el RSD, esto es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que trabajar para una base general de aficionados que pueda fiarse de lo que compra sin necesidad de acudir a la conclusión uno. Para una base de aficionados que obtenga un plato decente en vez de un Crosley que destroce sus discos y le haga concluir que el vinilo o no vale la pena o no se puede reproducir si se quiere conservar. Para una base de aficionados que pueda pagar lo que compra en vez de por elementos accesorios que son guindas donde falta el pastel. Para una base de aficionados que se anime a ir a una tienda y comprar discos no un día al año, sino cualquier día del año, cuando en vez de encontrarse una tienda abarrotada encuentre a una persona que le pueda atender, aconsejar, proponer nuevos grupos...
Décadas de experiencia fueron a la chatarra a cambio de un formato de mínimos, prueba de que el ser humano no siempre avanza cuando aplica la tecnología a la resolución de un problema o a la satisfacción de una necesidad o de un capricho. Si el CD representaba "el principio del fin" (aunque quizá ese dudoso mérito se le deba al "Flexidisc") quizá el revivir del vinilo sea el principio de un nuevo principio.
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