A medida que se acerca el RSD los artículos sobre coleccionismo parecen proliferar. Éste, publicado en el periódico australiano Sydney Morning Herald ayer mismo, The vinyl revival and what drives passionate collectors. El artículo contiene fragmentos de una entrevista a Eilon Paz, el fotógrafo que se encuentra tras Dust & Grooves, el tan comentado libro sobre coleccionismo de discos que se pondrá a la venta el día del RSD.
Eilon se reconoce como coleccionista pero dice que no es "por el sonido ni por la nostalgia", para él "es dedicarle a la música el esfuerzo que merece". Algo que los formatos digitales no proporcionan. Es un interesante punto de vista, algo que hace años comentaba con amigos. Personalmente creo que ese esfuerzo nos obliga a escuchar, a hacer una pausa y dedicarnos plenamente a la escucha, lo que lleva a una apreciación superior de ésta. Pero si el equipo está equilibrado en toda su cadena (cápsula, brazo y plato, amplificación, altavoces y sala) y adecuadamente ajustado, también aporta una calidad que la mayoría de los formatos digitales no obtienen. Una observación de Paz es que los jóvenes que se incorporan al mercado del vinilo lo hacen a pesar de tener a su disposición miles de canciones en formato mp3, eligiendo en cambio el esfuerzo que supone comprar y escuchar en vinilo.
Décadas de experiencia fueron a la chatarra a cambio de un formato de mínimos, prueba de que el ser humano no siempre avanza cuando aplica la tecnología a la resolución de un problema o a la satisfacción de una necesidad o de un capricho. Si el CD representaba "el principio del fin" (aunque quizá ese dudoso mérito se le deba al "Flexidisc") quizá el revivir del vinilo sea el principio de un nuevo principio.
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